EVOLUCION DE LA EVALUACIÓN EDUCATIVA EN MEXICO
Al hacer un balance de la evaluación educativa en el país en las dos últimas décadas, podríamos
afirmar que es evidente que ha tenido avances importantes, pero aún afronta serios desafíos. La propia creación del INNE, para evaluar periódicamente la calidad de la educación básica e informar a la sociedad de los resultados, representa en sí mismo un gran paso. Otro logro ha sido la conformación (aun incipiente) de una cultura de la evaluación en los centros escolares, cada vez se acepta con más 'naturalidad' las prácticas de evaluación, -aunque se le asignen diferentes significados por parte de los actores involucrados.
También se ha ampliado la cobertura de la evaluación, mediante pruebas estandarizadas, en cuanto al número de estudiantes, escuelas y materias evaluadas, y se ha avanzado en la calidad de los informes de evaluación, que incorporan aspectos cualitativos.
Si bien las acciones anteriores representan un avance significativo, existen temas pendientes en la
agenda de la evaluación que requieren atención, entre los cuales se encuentran:
ü diseñar nuevos instrumentos (más sofisticados), que puedan dar cuenta de la valoración de procesos de aprendizaje más complejos, entre los que se encuentran contenidos de corte valorativo;
ü emplear los resultados de la evaluación para retroalimentar el proceso de enseñanza aprendizaje, lo que es lo mismo, poner los resultados al servicio de profesores y alumnos y no sólo del sistema con la finalidad de establecer comparaciones o de rendición de cuentas;
ü combinar la aplicación de pruebas estandarizadas con otro tipo de estrategias que contribuyan a la mejora de las prácticas de evaluación en el aula;
ü capacitar a los directores, personal de apoyo técnico-pedagógico y profesorado de aula en el campo de la evaluación, incorporando las tendencias y propuestas más recientes;
ü emplear los resultados de la evaluación para el diseño de programas y políticas educativas;
ü cuidar el uso y la difusión que se hace de los resultados de las pruebas nacionales e
ü internacionales para evitar comparaciones simplistas –tipo ranking– que distorsionan la realidad y lesionan la imagen de las escuelas y la autoestima de los profesores, cuyos centros escolares obtienen las puntuaciones más bajas en dichas evaluaciones; conformar un auténtico sistema nacional de evaluación.
La deuda social en educación, que el gobierno tiene con los ciudadanos de nuestro país, es enorme, la forman millones de analfabetos y de quienes, con ellos, no pudieron iniciar o concluir su educación básica, más de 30 millones de adolescentes y adultos, que son: marginados y excluidos (mujeres, en su mayoría) y a quienes los funcionarios del sector llaman, de manera eufemística, rezago educativo
Por último, si, como se ha demostrado, las pruebas nacionales, por sus propias características
técnicas de estandarización y uniformidad, no pueden considerar las necesidades de los grupos
vulnerables, entonces habrá que pensar en una propuesta alternativa de evaluación que sea
contextualizada, específica, que contemple las particularidades, necesidades y condiciones de los niños marginados del sistema. Se requiere diversificar la evaluación, pero también hacerla más humana, integral, auténtica, democrática y justa. He aquí la gran asignatura pendiente de la política educativa nacional en materia de evaluación.
Dada la escasa experiencia en este campo, también continúa aplazada una meta evaluación del
sistema, es decir, una evaluación de la evaluación para valorar la calidad, pertinencia e impacto que ésta ha tenido en su corta vida de existencia en el país .
EXCELENTE ARTICULO DEBERIAN PUBLICAR MAS ACERCA DE ESO ATTTE RAULINN JAJAJAJA
ResponderEliminarMUY BUEN ARTICULO MUY INTERESANTEE
ResponderEliminar